miércoles, 7 de octubre de 2009

Mis relaciones humanas

Yo tengo una compañera en la facultad que se llama Melina, y otra que se llama Mariana, y tambien un compañero Luis. Hechas las presentaciones, vamos al tema del día. Hoy estábamos hablando con las niñas y por eso se me antoja - y cumplo con mi antojo, porque éste es mi blog y yo mando acá- hablar sobre relaciones humanas.

Lo primero que deben saber es que siempre me lleve mejor con los hombres. Es la verdad. No es q sea medio gata ni nada de eso, sino que simplemente me llevo mejor con los hombres. No sé porqué, para mí porque son más sencillos de comprender y de llevar, porque, acaptémoslo, las minas somos conventilleras. Entonces, toda mi vida tuve 1 o 2 amigas mujeres, y muchos Hombres.

En segundo lugar, deben saber que no soy una persona que tiene un millón de amigos, soy mas bien de esas que creen que la amistad no sale del sombrero, y que se debe llevar adelante con mucho cuidado. Me han roto el corazón miles de veces, en algunos casos por hombres (amigos, siempre amigos) y otras, mujeres. Cada vez que me pasa me pregunto si seré yo muy tonta, o si le pasará a todo el mundo: nunca me lo pude contestar.

Pero hay algo -y les promete que esta presentación de mi persona lleva a algún lado- que no puedo evitar. Y es, primero, ser una persona completamente descarada y abierta con mis sentimientos (es decir, si estoy feliz voy cantando, si estoy triste también, pero lo mas probable es que sea una balada trsite) y después, ser alguien a quien a gente le cae bien o mal de entrada. Es lo que la gente llamaría "una cuestión de piel". No se porqué ni cómo funciona exacamente, pero cuando conozco a alguien, es automático, hay 3 opciones: me cae muy bien, me cae muy mal, o me cae oscilante (vendría a ser: un día lo kiero y el otro no).

Debo decir que parece una locura y lo entiendo. Pero también es algo muy complicado para mi encajar eso en mi vida, porque cuando alguien me cae bien -es el caso de mi compañero Luis- la gente tiende a pensar que me gusta esa persona, y me pongo tan, pero tan insoportable, que la persona en cuestión termina hartándose de mi.

En conclusión, odio y amo ser yo. Odio y amo odiar y amar a primera vista. Odio que la gente me juzgue por esto que me pasa (y que, lo acepto, merecería unas cuantas sesiones de terapia), y amo que el pobre de Luis, la persona a la que esta vez le toco ser el q me cae bien, se lo tome tan bien. Perdoname, Luis, es una cuestión de piel.

1 comentario:

  1. Me gustó muchísimo el final, muy cierto y verdadero
    Las relaciones humanas son muy complicadas y muchas veces la impresión que uno tiene de entrada es la que se mantiene siempre (generalmente pasa eso, no estás tan loca o quizás todos estamos locos o mejor dicho, ¿quién establece el criterio de locura y cordura?.
    Me sentí un poco identificada :)






    Barrr!

    ResponderEliminar