lunes, 1 de febrero de 2010

Despedida tardía


En este juego de idas y vueltas que es hoy para mi ese tirón constante entre la vida y la muerte, te tocó irte, a 350 km de donde yo disfrutaba de la playa, sin posibilidad de despedirme.

Fuiste la mejor, una verdadera monarca del Nilo que fue para vos nuestro departamento que ahora suena vacío sin tu presencia, departamento donde te hiciste a tus anchas, sabiendo que acá y en nuestros corazones, reinabas vos, Cleopatra.

Fuiste una compañera fiel y arisca, hermosa y bizca como solo vos sabías serlo. Que te vamos a extrañar, eso es seguro; a vos, a tus travesuras y a tus mimos.

Te despedimos sabiendo que te fuiste en paz, tranquila y sin dolor después de todos los cuidados que supimos darte. Te despedimos llorando de amargura por no haberte podido acariciarte una vez mas (que ingenuos que fuimos en creer que ese “chau, cleo” no era definitivo). Te despedimos sabiendo que no va a haber otra gata como vos, porque Cleo hay una sola.

Chau, gatita linda, te quisimos, te queremos, y te vamos a querer siempre.

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