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   Hay veces que me gustaria escribir y no tengo de que. Hay veces que tengo mil cosas para hablar y no tengo ganas de escribir. Otras veces no tengo ni ganas, ni tema del que hablar, por lo cual hago mutis por el foro. Hoy, tengo de qué escribir, tengo ganas de escribir, y sin embargo, no puedo escribir una palabra sobre lo que deseo. Esta maldita conciencia.
   No se quien dijo alguna vez que la humanidad empieza con el uso de la conciencia. Mucha razón, mucha mala onda. La conciencia es esa barrera entre lo que queremos hacer y lo que debemos, es esa ley malditamente impuesta por la sociedad que nadie se atreve a traspasar. Maldita, malditos, maldita.
   Si yo escribiera, lastimaría, la gente s eenojaría, y yo terminaria en mi casa frente a la computadora escribiendo alguna otra cosa. Digamos, no cambiaría nada en mi rutina, en lo que estoy haciendo, en lo físico. Pero la conciencia, oh, Dios, la conciencia me llevaría a pedir perdón y sentirme una basura por algo que dije y que se quye es cierto, pero así como cierto, es moralmente incorrecto. Maldita moral. Maldita conciencia.
   Quiero gritar, quiero llorar, quiero desahogarme, quiero escribir, quiero saltar, quiero bailar, quiero reír, quiero cantar, quiero desentonar, quiero beber, quiero comer, quiero gritar mas, quiero golpear a alguien, quiero golpear a todos, quiero pegarme un tiro y seguir viviendo. Quiero romper la norma y seguir siendo yo, sin pedir perdon por cosas reales moralmente incorrectas. Quiero decirte que lo que me haces esta mal, que me duele y que no lo soporto. Quiero estar donde estás, estando donde estoy. Quiero quiero quiero. Una lámpara mágica, un par de padrinos mágicos, un trebol de cuatro hojas, una herradura sobre la puerta, una pata de conejo, a eschar la sal sobre el hombro izquierdo y a dormir. Mas no puedo hacer.
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